“¿Dónde esta el efectivo?” Esta es una pregunta muy frecuente (e importante) que se hacen los emprendedores. Es más confuso aún si ves que tus ventas están aumentando, pero esto no se está traduciendo en efectivo para la cuenta bancaria ni de tu empresa ni la personal. En este artículo trataremos de responder a la pregunta mostrando tres pasos que debes revisar cómo se genera el efectivo y en que lo estás usando.
El primer punto es la rentabilidad de tu empresa. Debemos ser claros. Sin ventas, no hay empresa. Es el punto de partida para cualquier negocio y sin ellas no podríamos contratar empleados, crecer la empresa y crecer nuestra riqueza personal. Sin embargo, ¿sabes cuánto le estás ganando a cada venta que realizas? Si no sabes esto, no importa tu nivel de ventas…tu efectivo nunca crecerá. Ya sabes cuánto estás vendiendo. Ahora tienes que preguntarte cuánto te cuesta vender tu producto o servicio y en qué estás gastando.
Debes hacerte las siguientes preguntas:
- ¿Cuánto me cuesta vender mi producto o servicio y cuánto le estoy ganando a cada venta? Esto es lo que se llama en finanzas tu “margen bruto”.
- ¿Puedo aumentar el precio de mis productos o servicios para ganar más o debo buscar la manera de disminuir mis costos?
- ¿Debo aumentar mis ventas para ganar más, ya sea buscando más clientes o incentivando a mis clientes actuales para que me sigan comprando?
- ¿Estoy siendo lo más cuidadoso posible en mis gastos? Es decir, ¿puedo rebajar mis gastos en energía eléctrica, en el teléfono, en los seguros contratados, en el alquiler de la oficina?
Tu enfoque principal (además de las ventas) debe ser en generar ganancias. Lo que no te apoye a alcanzar esta meta se debe eliminar.
El segundo punto que debemos revisar es el Ciclo de Caja. Esto quiere decir que debemos revisar la relación de nuestra empresa con los cobros de los clientes, los pagos a los proveedores y el tiempo que nos toma vender el inventario. De manera muy simple, debemos buscar:
- Disminuir lo más posible los días de crédito otorgados a nuestros clientes. En algunos casos, tienes algún poder de negociación. En otros casos, como le pasa a la mayoría de las empresas en sus inicios, debes aceptar las condiciones del mercado. Sin embargo, esto no quiere decir que tienes las manos atadas. Puedes ofrecerles a tus clientes descuentos por pronto pago o algún otro incentivo para que realicen el pago lo más temprano posible. Lo más importante es saber que “Cash is king” (el efectivo es rey) como dijo Jack Welch. Véndeles a los clientes que te puedan pagar en el tiempo que tu empresa necesite cobrar.
- Quedarse con el inventario mínimo. Cada vez que se compra inventario, esto es dinero que tenemos “parqueado” en nuestra empresa hasta que se venda (y luego se cobre). Puedes aumentar la rotación de este inventario:
- Buscando más clientes;
- Incentivando que tus clientes actuales compren más frecuentemente;
- Ofreciendo descuentos para incentivar un aumento en las ventas; y
- Conociendo cuánto inventario realmente necesitas mantener en tu empresa.
- Por último, debes siempre solicitarles a tus proveedores mejores condiciones de crédito (ya sea en plazo o en monto). Esto toma tiempo, ya que debes crear la confianza entre tu empresa y tus proveedores para que se sientan cómodos en otorgarte crédito. Sin embargo, lo que no se pide, no se obtiene.
El tercer punto que debes revisar es la deuda bancaria actual de tu empresa. El financiamiento con las instituciones financieras se debe utilizar en algún tipo de proyecto o inversión que genere un aumento de riqueza en tu empresa. Si tu deuda actual no te está ayudando a cumplir esto, pues simplemente está retrasando el progreso de tu negocio.
Revisa a quién le debes, cuánto le debes y cuánto te cobran mensualmente para analizar si:
- Puedes consolidar tu deuda bajo mejores condiciones para tu negocio; y
- Si puedes negociar con tu banco un reajuste en tus condiciones actuales.
Al disminuir los pagos mensuales de tus cuotas, le darás un “respiro” a tu empresa para que el efectivo generado en las ventas se quede en tu negocio.